Subir o bajar de la montaña constituye la realización de actos trascendentes, que dejan huella -perceptibles en mayor o menor grado- en el alma de los humanos, influyendo en el ánimo y por ello en el comportamiento. Llegar a las montañas es verdaderamente el gran hallazgo que nace del eterno anhelar del espíritu. Elevarnos en esos escenarios de piedra, agua, hielo y luz, sobre todo luz, es caminar hacia la liberación, el gran sentimiento de la cima. En la ascensión, travesía o escalada a las cimas, es donde verdaderamente podemos "probarnos" a nosotros mismos sin engañarnos con "experiencias prestadas". Nietzsche situó a Zaratustra en las montañas alpinas, Buda nació en el Himalaya, Sinaí fué en sus escarpaduras escenario de Dios y de Moises, el Arca de Noé zozobró en el monte Ararat... Todas las montañas de la Tierra son mágicas y constituyen un bosque inmenso de símbolos.

César Pérez de Tudela

jueves, 31 de mayo de 2012

Alto Atlas. Parte 3. Ascensión al Ras y al Timesguida.

Hoy es día 3 de mayo. Está amaneciendo y la claridad ya entra por los dos ventanucos de nuestro dormitorio en el refugio Les Mouflons, en el corazón del Atlas marroquí, así que nos vestimos y bajamos a desayunar. He vuelto a dormir fatal y he perdido el apetito. A base de esfuerzo puedo tomarme medio vaso de café y darle un par de bocados a una tostada. No tengo buenas sensaciones. La altitud y yo nos llevamos fatal. Afortunadamente Juanjo no tiene casi molestias después de su caída de ayer y Raúl… Raúl está hecho una máquina!

La actividad que tenemos prevista para hoy es más técnica que la de ayer (ver aquí la crónica), en la que subimos a la cima del Toubkal. Se trata de la ascensión a la segunda y tercera cumbres más altas de la cordillera del Atlas: el Timesguida (4.088 m.) y el Ras (4.083 m.).

Primer tramo.
Comenzamos a andar poco antes de las 8 remontando el ancho valle en el que se encuentra el refugio. Esta primera parte del recorrido, aunque en continua ascensión, es bastante cómoda.

Pronto empezamos a pisar nieve.
Frente a nosotros siempre vemos el collado de Tizi n’Ouagam, que constituye la cabecera de este valle.

El collado de Tizi n'Ouagam.
Poco a poco las altas paredes que nos rodean a derecha e izquierda van estando más próximas. El monte Afella (4.043 m.), el Akioud (4.030 m.) y el Bou Ouzzal (3.860 m.) flanquean nuestro camino haciendo que la sensación de estar en “alta montaña” se acreciente.

Avanzando por el valle
El camino discurre ahora por un tramo más angosto tras el cual vemos, a nuestra derecha, el comienzo de un corredor que conduce al valle de Irhzer bou Imrhaz. Calculo que tendrá unos 150 metros y una pendiente de 35º.

El camino se vuelve más angosto
 
Tras la angostura, a la derecha, comienza el primer corredor.
Hasta el inicio de este primer corredor hemos empleado una hora. Nos colocamos los crampones y afrontamos la subida. Gracias a lo cómodo del trayecto hasta este punto yo he podido entonarme un poco, aunque mis sensaciones siguen sin ser buenas.

Saliendo de la primera canal.
Una vez superado este primer corredor aparece ante nosotros la nevada pendiente que conduce directamente al corredor Noroeste del Ras. Este corredor es como un enorme tajo vertical en la montaña que recorre en línea recta su ladera de abajo a arriba, partiendo la cumbre en dos.

Ascendiendo hacia la entrada al corredor NE del Ras.
La subida por esta inclinada pala de nieve es larga pero no presenta problemas. Poco antes del inicio del corredor Noreste aflora sobre la nieve una gran roca, donde nos reagrupamos y comemos algo para reponer fuerzas antes del tramo final. Desde el inicio del primer corredor hasta aquí hemos empleado otra hora más.

Descansando antes del tramo final.
Retomamos la ascensión buscando las zonas del corredor que permanecen en sombra, pues el sol está comenzando a reblandecer la nieve de las zonas más expuestas. Este tramo hasta la cumbre requiere, además de los crampones, del uso de piolet.

Entrada al corredor
Ambiente alpino.
 
Este bonito corredor tiene una pendiente de 45º, con una zona algo más estrecha y empinada en el tramo medio, que en nuestro caso presentaba ya muy poca nieve y bastante descompuesta. En total  superamos un desnivel de unos 350 metros por esta canal. En esta foto tomada el día anterior desde la cumbre del Toubkal Oeste se ve el itinerario que haremos en la actividad de hoy.

Croquis de la ascensión.
La sensación de estar “haciendo alpinismo” en esta ascensión contrasta con la del día de ayer, que era más de estar “haciendo un trekking de altura”.

Se va poniendo empinado...

...y más estrecho.
Último tramo del corredor.

El final del corredor es una faja de nieve que separa la doble cumbre rocosa del Ras. La cumbre principal es la de la derecha, a la que subimos tras una breve trepada. Hemos empleado otra hora en remontar el corredor Noreste (casi cuatro horas desde el refugio, incluyendo paradas). Me ha costado un montón, en algún momento he llegado a dudar si lo lograría… ¡pero lo he conseguido!

Juanjo llegando al colladito de la cumbre.
Tercer cuatromil  para Juanjo y para mí, cuarto para Raúl tras su subida de ayer al Imouzzer. Vistas impresionantes del macizo del Toubkal y de todo el Atlas.

Cima del Ras (4.083 m.)
Desde la cima, mirando el Timesguida.
Al sur vemos nuestro próximo objetivo: el Timesguida (Mezquita, en lengua beréber), segunda cumbre más alta del Atlas. Destrepamos hacia el collado somital, pasamos por la cumbre secundaria del Ras (desde la cual alcanzamos a ver el Lago Ifni) y emprendemos el descenso hacia el collado que separa a las dos cumbres de hoy.

Bajamos de la cima del Ras...
...y nos dirigimos al collado.
Una vez en el collado solo queda subir la pendiente haciendo algún zig-zag hasta llegar a la ancha y roma cumbre. El terreno por el que se realiza esta ascensión es lo más parecido que he visto a las fotos de la NASA que muestran la superficie del planeta Marte.

Ascenso al Timesguida (planeta Marte)
Juanjo en la cumbre.
Cuarto cuatromil en dos días.
Desde la cima del Ras hemos tardado algo menos de media hora en llegar a la cumbre de esta montaña, cuyo único atractivo es su altitud pues se trata de una cumbre bastante “fea” en comparación con el Ras (bueno, y en comparación con cualquiera).  Lo mejor son las vistas, que nos muestran, hacia el norte, todo el cresterío del macizo central del Atlas. Y hacia el sur, infinidad de montañas de menor altura y aspecto yermo que descienden hacia las llanuras que limitan con el desierto.

Iniciamos el descenso hacia el collado existente entre las dos cimas de hoy y desde allí nos desviamos a la derecha con la intención de ir flanqueando las laderas del Ras hasta llegar al collado de Tizi n’Ouagan.

Bajando en dirección a Tizi n'Ouagan
No sabemos que es peor: avanzar sobre la nieve descompuesta por el sol en la que nos hundimos, o hacerlo por la zona pelada que en realidad es un barrizal sobre el que hay un montón de piedras. En cualquier caso avanzamos en dirección al collado por estas inestables laderas. Más vale no resbalar ya que a nuestra derecha están las verticales paredes de varios centenares de metros que dan al valle de Assif Taklast.

El descenso hacia el collado de Tizi n’Ouagan no es tan fácil como imaginaba. Hay que echar las manos a la roca en alguna ocasión y el camino no está nada claro. En un punto en que parece bifurcarse tomamos el destrepe de la izquierda y… nos equivocamos. Conduce a una canal que, aunque no tiene una pendiente exagerada, está en muy malas condiciones. Cada uno baja por donde puede, a veces sobre nieve descompuesta y a veces sobre rocas sueltas que se deslizan pendiente abajo cuando las pisamos. Somos conscientes de que nos hemos equivocado de camino y yo me agobio un montón pues pienso que estamos bajando por el corredor ENE del Ras, una ruta complicada que requiere el empleo de cuerdas y material de escalada que no llevamos. Por otro lado estoy tan justo de fuerzas que sólo pensar en volver a ascender para buscar el camino bueno me da ganas de quedarme allí.

El descenso se nos va a complicar por aquí.
Raúl, que va en cabeza como casi siempre, desciende un poco más para ver si el corredor tiene salida. Afortunadamente no estamos en el corredor ENE del Ras como yo temía, sino en uno intermedio entre este y el collado, más fácil. Seguimos pues descendiendo hasta reagruparnos y ya por pendientes más suaves tomamos el camino que discurre por el centro del valle en dirección norte, hacia el refugio.

Salimos del apuro.
Por terreno fácil hacia el refugio.

En total hemos empleado 8 horas en hacer este recorrido. Ahora solo queda descansar después de la paliza de hoy, darse una duchita y hacer tiempo hasta la hora de la cena. Por cierto, tendríais que habernos visto las caras cuando descubrimos que nos habían preparado… ¡harira y tajine! ¡Otra vez! Le montamos (bueno, sobre todo Raúl) un pollo al encargado del refugio que todavía debe acordarse de nosotros. Para compensarlo, el desayuno de despedida a la mañana siguiente fue bastante bueno.

Y así termina nuestra expedición al Atlas. Descenso hasta Imlil (yo bajé como una moto en tan solo tres horas, ya que según descendía me iba encontrando mejor) y traslado a Marrakech donde pasamos un par de días haciendo turismo. En total una semana, totalmente recomendable a quien le guste la montaña.

Saludos montañeros.

Alto Atlas. Parte 2. Ruta circular del Toubkal.

Este es el día que teníamos marcado en rojo desde hace mucho tiempo: vamos a ascender el monte Toubkal (o Djebel Toubkal, como dirían aquí), de 4.167 metros de altitud. Es la cima más alta del norte de África y por lo tanto de toda la cordillera del Atlas. Queremos además combinar esta ascensión con la subida a otras dos cumbres del macizo: el Toubkal Oeste (4.030 m) y el Imouzzer (4.010 m). Por ello, en lugar de hacer la ruta normal realizando el ascenso y descenso por el mismo itinerario, vamos a realizar un recorrido circular en el que subiremos por la canal o ikhibi sur hasta el collado Tizi n'Toubkal. Desde aquí ascendemos al Toubkal Oeste, volvemos al collado y subimos hasta la cumbre del Toubkal. En lugar de descender por el mismo sitio, bajamos hasta el collado norte y una vez allí pisamos la cumbre del Imouzzer, para después volver al refugio por el ikhibi norte completando así el circuito.

El caso es que esta noche no hemos dormido bien. Ya se que en un refugio nunca se duerme bien, pero este es cómodo (estamos muy poquitos en nuestro dormitorio: unas 7 u 8 personas para una capacidad de 30) y esperaba haber descansado mejor después de la caminata de ayer (ver crónica de la aproximación al refugio del Toubkal). Además noto el efecto de la altitud ya que mis habituales 60 pulsaciones por minuto en reposo han pasado a 80.

Nuestra habitación en el refugio. No está nada mal.

Bajamos a desayunar. Hay café, té, cacao, pan, galletas... No me entra mucho, pero hago un esfuerzo y nos guardamos el pan que sobra para el almuerzo.

Bueno, tenemos que ponernos en marcha. Son casi las 8 y practicamente toda la gente que ha dormido en los refugios ha salido ya.

Salimos del refugio.

El inicio del camino nos lleva al refugio Neltner y desde aquí comenzamos a ascender por el sendero que va remontando el valle, dejando el torrente a nuestro lado izquierdo.

Entre los dos refugios, con el falso collado al fondo.

Enseguida llegamos a una construcción de piedra (una especie de muro) que aprovecharemos para cruzar al otro lado del arroyo.

Llegamos a la nieve.

Enseguida afrontamos una pala de nieve que cruzaremos en diagonal hasta la base del falso collado.

Cruzando la pala de nieve...
...en una larga diagonal...
...más empinada de lo que parece.

Esta zona todavía está en sombra, por lo que la nieve está dura como un cuerno. A pesar de ello, el sendero está tan marcado que no hace falta ponerse los crampones.

Alcanzando el falso collado.
Según vamos ganando altura el camino se va encajonando entre altas paredes a izquierda y derecha, donde aún aguantan frágiles cascadas de hielo. Estamos en el Ikhibi Sur, la amplia canal que nos conduce hasta el collado de Tizi n'Toubkal.

Por la umbría del Ikhibi Sur.

La umbría en la que nos encontramos contrasta con las soleadas paredes del Biguinnoussene detrás de Raúl.

Remontando el ancho valle.

La pendiente, poco a poco se suaviza y la calidad de la escasa nieve empeora, pues el sol nos da de lleno.

El collado de Tizi n'Toubkal.

Desde aquí ya divisamos el collado y a mucha gente que ya ha iniciado el descenso.

Última rampa antes del collado.

Al estar muy pisada la nieve y reblandecida por el sol, presenciamos varios patinazos entre algunos de los que descienden.

Descansando en el collado.

Juanjo y Raúl han remontado con solvencia la última rampa y llegan al collado (3.971 metros), donde me esperan pues yo me he detenido a ponerme los crampones ya que temía un resbalón en el último tramo de nieve. Hemos tardado 2:30 desde el refugio.

Pablo llegando al collado Sur.

Una vez reagrupados, contemplamos el paisaje que se abre hacia el otro lado del collado, un verdadero abismo al que impresiona asomarse.

Raúl, con Juanjo asomándose al precipicio.

Desde aquí la inmensa mayoría de los montañeros continúa su camino girando a la izquierda camino de la cumbre del Toubkal. Nosotros, en cambio, giramos a la derecha para dirigirnos al Toubkal Oeste.

Camino desde el collado al Toubkal Oeste.

La travesía es relativamente corta y cómoda, excepto los metros finales que exigen una trepadita.

Hay gente en la cima del Toubkal Oeste.
Trepadita final...
...un poquito más...
...y ya sólo falta Raúl.

Cuando llegamos (30 minutos desde el collado) un grupo de ingleses con unos guías marroquíes ocupan la pequeña cima, pero amablemente les desalojamos para que nos dejen disfrutar de este "cuatromil". ¡El primero para Juanjo y para mi! Raúl ya ha pisado cumbres más altas en los Alpes (Mont Blanc, Monte Rosa,...), pero está igual de contento que nosotros.

Toubkal Oeste (4.030 m)
¡Primer cuatromil!
Detrás de Juanjo, a la izquierda, pueden verse el Ras y el Timesguida, que ascenderemos mañana.

Después de hacer cumbre comemos algo al abrigo de las rocas. Mientras, algo más abajo, vemos que el grupo de ingleses que estaba en la cumbre se detiene en su descenso y... ¡se ponen en pelotas para hacerse una foto!

Un destape de altura.

Tras el espectáculo de "full monty" a cuatromil metros, emprendemos el regreso al collado. Frente a nosotros se alza la mole del Toubkal.

Último tramo de ascensión.

En el collado nos encontramos con una pareja de Tarragona, con quienes coincidimos en Imlil y en la subida de ayer. Ellos enlazaron la ascensión al refugio con el ataque a la cumbre, pero la mala visibilidad de la tarde y el cansancio les hicieron desistir. Hoy lo han vuelto a intentar, pero la chica va fatal: la fatiga y los efectos de la altitud hacen que no pueda dar diez pasos seguidos. Les damos ánimos y les dejamos descansando mientras se piensan si continúan o no.

Nos queda muy poco.
Yo tampoco voy bien. Tengo que mantener un ritmo más lento que el de mis compañeros si no quiero que se me salga el corazón por la boca, así que voy cerrando el grupo.

Ya se ve la cima.

Este tramo final ha sido más duro de lo que pensabamos, pero por fín llegamos. El ambiente es... extraño, un poco irreal. Estamos solos en la rampa final, viendo ya el vértice geodésico de la cumbre. Solo oigo el viento y mi propio jadeo al respirar.


Nos fundimos en un abrazo ¡Hemos llegado a la cima! Incluyendo las paradas, hemos empleado cinco horas.


Desde aquí el panorama es inabarcable. Hacia el norte alcanzamos a ver Imlil. Al este, la peculiar forma del Dôme d'Ifni, Al oeste la cumbre del Afella, con sus 4.043 metros. Y algo más al sur, el macizo de Ouanoukrim, con el Ras (4.083 m.) y el Timesguida (4.088 m.), segunda cumbre más alta del Atlas.

Imlil y Aremd desde la cima
El Dôme d'Ifni (3.876 m) y el valle de Amsouzart, al fondo.

Tras disfrutar un rato en la cumbre emprendemos el descenso hacia el collado norte. Al principio equivocamos el camino y comenzamos a bajar hacia la arista oeste, pero gracias al gps de Juanjo nos percatamos enseguida del error. Al retroceder sobre nuestros pasos vemos como la pareja de Tarragona llega a la cima y nos alegramos un montón por ellos.

Bajando al collado norte.

La bajada es rápida. Raúl toma ventaja mientras Juanjo y yo descendemos más incómodos por un terreno a veces de nieve blandísima y a veces de roca descompuesta.
A mitad de la bajada Juanjo pierde el equilibrio con una roca suelta y se cae detrás de mi, pasándome por la izquierda y aterrizando un poco más adelante. Se ha dado un buen golpe en la cadera y le duele el pulgar de la mano derecha, pero sigue entero. Afortunadamente puede seguir aunque está dolorido.

El collado Norte. A la derecha, el Imouzzer.

Ya estamos llegando al collado Norte (3.950 m.), desde donde deberíamos ascender al Imouzzer (4.010 m), pero Juanjo está dolorido y no se encuentra con ganas. Yo estoy cansado y afectado por la altitud y no me apetece hacer la trepada algo expuesta (grado II+) necesaria para ganar la cumbre, así que nos quedamos con la mochila de Raúl y esperamos un poco más abajo mientras el se hace su tercer "cuatromil" del día.

Imouzzer.

Lógicamente no hay foto de la cumbre, pero sí alguna que sacó desde allí.

Vista desde el Imouzzer, hacia el Norte.

Nos reagrupamos y emprendemos la bajada por el Ikhibi Norte.

Hay que bajar por aquí.

Se trata de un amplio y empinado valle similar al Ikhibi Sur, separado de el por una elevada arista.

Raúl encabeza el descenso.
A lo largo de un trecho bastante largo aparecen diseminados restos de un avión que se estrelló a principios de los años 70.

Restos del avión estrellado en los 70.
La nieve está muy blanda a estas horas del día. Raúl prefiere ir por el pedregal.

Bajando por la nieve blanda.

Juanjo y yo preferimos bajar por la nieve, aunque sea haciendo culo-esquí.

¡Allá voy!

Vamos perdiendo altura y ya intuimos el fondo del valle frente a nosotros.

Detrás de Raúl y de la nubes, la característica silueta de El dedo, entre las cumbres de Biguinnoussene y Tadat.
No hemos visto a nadie desde el collado Sur (a excepción de la pareja de Tarragona). Tenemos una sensación de absoluta soledad. La montaña para nosotros solos.

Últimas palas de nieve.

Seguimos descendiendo ya con el refugio a la vista.

Una última parada.
Ya casi estamos en casa.

Antes de llegar tenemos que cruzar el torrente, unos centenares de metros más abajo del refugio.

Cruzando el arroyo.

Llegamos por fin al refugio, nueve horas después de haber salido.

Después de hacer unos estiramientos, descansar un rato en la litera y de una ducha bajo un hilito de agua, contemplamos desde la terraza del refugio como aparece la Luna por el falso collado del Ikhibi Sur.

La Luna en el Ikhibi Sur.

Pasamos el resto de la tarde en el salón, frente a la sofocante chimenea, comentando nuestra aventura de hoy mientras esperamos que sirvan la cena. ¿Que habrá preparado hoy el cocinero?


¡No! ¡Otra vez harira y tajine de pollo!

(Ir a Parte 3: ascensión al Ras y al Timesguida)