Subir o bajar de la montaña constituye la realización de actos trascendentes, que dejan huella -perceptibles en mayor o menor grado- en el alma de los humanos, influyendo en el ánimo y por ello en el comportamiento. Llegar a las montañas es verdaderamente el gran hallazgo que nace del eterno anhelar del espíritu. Elevarnos en esos escenarios de piedra, agua, hielo y luz, sobre todo luz, es caminar hacia la liberación, el gran sentimiento de la cima. En la ascensión, travesía o escalada a las cimas, es donde verdaderamente podemos "probarnos" a nosotros mismos sin engañarnos con "experiencias prestadas". Nietzsche situó a Zaratustra en las montañas alpinas, Buda nació en el Himalaya, Sinaí fué en sus escarpaduras escenario de Dios y de Moises, el Arca de Noé zozobró en el monte Ararat... Todas las montañas de la Tierra son mágicas y constituyen un bosque inmenso de símbolos.

César Pérez de Tudela

jueves, 14 de febrero de 2013

La Maliciosa por el "Tubo de todos".

Repetimos ascensión a La Maliciosa, pero en unas condiciones tan diferentes a las de la subida anterior (noviembre) que parece que se trata de otra montaña.

El punto de partida es, como en la anterior ocasión, el aparcamiento de La Barranca. Cuando llegamos aún no ha amanecido y sopla un viento helador que barre la nieve sobre la estrecha carretera de acceso. El coche patina sobre una placa de hielo y Raúl y yo tenemos que bajar a poner las cadenas. ¡Buen comienzo!

La Maliciosa, oculta por la niebla desde el aparcamiento de La Barranca.

Subida hacia Los Almorchones.

La primera mitad del recorrido de hoy es igual a la anterior: cruzamos el joven río Navacerrada por el muro de la presa, iniciamos la subida hacia la Cuerda de los Almorchones y tras cruzar por un hueco la cerca de alambre continuamos la dura ascensión hasta la base del Peñotillo.

La nieve, a veces, complica el avance.

Una mirada hacia atrás, una vez superada la Cuerda de los Almorchones.

Raúl entre la vegetación helada.

El paisaje, sin embargo, es completamente distinto al del otro día. La nieve nos acompaña desde la salida y oculta el sendero, por lo cual el itinerario no es claro. Además, las rocas presentan una buena capa de hielo, con lo que hay que avanzar con precaución. Un poco antes de llegar al Peñotillo nos colocamos los crampones para evitar sustos.

Paredes de roca helada.

Gendarme de piedra.
Una vez alcanzada la base de la pared rocosa giramos hacia la derecha, pero en lugar de subir a la cumbre por la vía normal continuamos de frente hacia los riscos de Los Asientos, tras los cuales, después de un corto flanqueo, alcanzaremos la entrada al corredor.


Rodeamos la pared rocosa...

...y continuamos de frente.
El paisaje que aparece al otro lado de la pequeña cresta es de un ambiente totalmente alpino, pero no podemos detenernos a disfrutar de el. El viento sopla con tal intensidad que la nieve que es arrastrada nos hiere en la cara, como si fuese arena.

Al otro lado de la cresta.

Llegando al inicio del tubo.
Cuando llegamos al inicio del tubo llevamos casi tres horas de pesada aproximación.

Primer tramo del corredor.

Cogemos los piolets y emprendemos la subida del primer tramo (el que se ve en la fotografía), que es común para la Canal Este y el Tubo de Todos. Para continuar por este último, más arriba hace un giro bastante brusco hacia la izquierda, en dirección a la cumbre.

Raúl en el tramo más angosto.

Este tramo tendrá una inclinación de unos 50º, más o menos.

Una caída aquí... y apareces en Mataelpino.
El fuerte viento nos molesta en la subida.

Al final de la primera rampa hay una zona de bloques donde Raúl me espera y nos reagrupamos.

Al fondo, el Yelmo, el embalse de Santillana y el cerro de San Pedro.

Aquí es donde el tubo gira hacia la izquierda tras salvar un pequeño resalto.

Pablo en el tramo más empinado.

El segundo tramo no está tan encajonado como el primero y según subimos se va ensanchando más. Afortunadamente aquí estamos protegidos del viento, que ya no nos castiga.

Inicio del segundo tramo.

La pala de nieve en la que se ha convertido el tubo nos deja ya muy cerca de la cumbre, que tenemos a nuestra izquierda.

En las rampas finales.
Ya casi hemos acabado la ascensión.
En esta imagen tomada del blog enriquemonte aparecen tanto el Tubo de Todos (en rojo el segundo tramo) por el que hemos subido, así como la Canal Este (en azul), que procuraremos hacer en cuanto tengamos la más mínima ocasión.

En rojo, el segundo tramo de hoy. La línea azul es la Canal Este de la Maliciosa. © enriquemonte.blogspot.com

Hemos empleado casi una hora en subir los dos tramos (algo menos de cuatro horas desde el aparcamiento de La Barranca), cuando por fin llegamos a la helada cima.

Las congeladas rocas de la cima.

Donde nos hacemos la foto de rigor.

Cumbre de La Maliciosa.

Incluso con bandera, que nos prestaron otros montañeros a los que nos encontramos allí.

Sujetando la bandera, para que no salga volando.

El viento aquí sopla tan fuerte que no permanecemos más que el tiempo imprescindible. Aprovechamos un momento en el que desaparecen las nubes para fotografiar la vecina cumbre de Las Guarramillas, más conocida como La Bola del Mundo, con sus antenas de televisión completamente congeladas.

Las antenas de La Bola.
Descendemos hacia el Collado del Piornal como buenamente podemos, ya que las rachas de viento son tan fuertes que nos hacen tambalear.

El fuerte viento dificulta también el descenso.

Desde el collado tomamos el camino que baja hacia la Fuente de la Campanilla, a la que llegamos después de un rápido descenso (con varios resbalones míos incluidos) por el camino cubierto de nieve. Desde aquí, ya por la cómoda pista de tierra, llegamos al aparcamiento donde nos espera el coche. En total, una hora y media de bajada.

En definitiva, esta es una ruta exigente debido a lo duro de la aproximación por su fuerte desnivel. Las condiciones de hoy, con intenso viento y mucha nieve desde la salida, no han ayudado mucho. Pero se trata de uno de esos recorridos imprescindibles de la Sierra de Guadarrama para cualquiera al que le guste la montaña invernal.