Subir o bajar de la montaña constituye la realización de actos trascendentes, que dejan huella -perceptibles en mayor o menor grado- en el alma de los humanos, influyendo en el ánimo y por ello en el comportamiento. Llegar a las montañas es verdaderamente el gran hallazgo que nace del eterno anhelar del espíritu. Elevarnos en esos escenarios de piedra, agua, hielo y luz, sobre todo luz, es caminar hacia la liberación, el gran sentimiento de la cima. En la ascensión, travesía o escalada a las cimas, es donde verdaderamente podemos "probarnos" a nosotros mismos sin engañarnos con "experiencias prestadas". Nietzsche situó a Zaratustra en las montañas alpinas, Buda nació en el Himalaya, Sinaí fué en sus escarpaduras escenario de Dios y de Moises, el Arca de Noé zozobró en el monte Ararat... Todas las montañas de la Tierra son mágicas y constituyen un bosque inmenso de símbolos.

César Pérez de Tudela

sábado, 4 de julio de 2015

Ascensión al Espigüete por el Corredor Norte



El pasado mes de marzo, Raúl, Juanjo y un servidor realizamos una visita a la montaña palentina con el propósito de ascender a una de sus principales cumbres: el Espigüete. La ruta elegida es la del Corredor Norte, que fue ascendida por primera vez en condiciones invernales en el año 1967 por Ausín, Ramos, Aguado, González, Díez, Maiquez y Vicente. 

Salimos desde el sur de Madrid y en unas pocas horas de agradable viaje nos plantamos en el norte de la provincia de Palencia, en pleno Parque Natural de Fuentes Carrionas-Fuente Cobre. Nos alojamos en la pequeña localidad de Camporredondo de Alba. Aún es invierno y la nieve se amontona por las calles vacías.

A primera hora de la mañana siguiente partimos de Camporredondo de Alba en dirección a Cardaño de Abajo (a unos cinco kilómetros y medio). Por el camino vemos como los primeros rayos de sol iluminan la cara sur del Espigüete, que es nuestro objetivo de hoy. Una vez superado este pequeño pueblo, a un kilómetro aproximadamente, parte a nuestra izquierda un desvío hacia Cardaño de Arriba. Tomamos esta carretera de montaña.

La cara sur del Espigüete, amaneciendo.
Poco después de pasar el punto kilométrico 2 aparece a nuestra izquierda el pequeño estacionamiento de Pino Llano desde el que parte la Senda de Mazobre. Hay pocos coches. Nosotros aparcamos el nuestro y con cierta pereza preparamos las mochilas y la ropa de abrigo. Hace bastante frio.

En el aparcamiento donde se inicia la Senda de Mazobre.
Le pedimos a una pareja de montañeros que también se disponen a hacer una ruta que nos hagan una foto del momento de la partida, y este es el resultado.

Los intrépidos aventureros, al inicio de la dura ruta.
El camino que nos conduce a la cara norte del Espigüete coincide en su inicio con la Senda de Mazobre, que desde el aparcamiento nos lleva hasta la cascada que forma el arroyo del mismo nombre.

Primer tramo, saliendo del aparcamiento.
Al principio el camino es bastante cómodo ya que la pendiente es suave a pesar de ir en continuo ascenso.

En la zona de umbría el frio es intenso.
En ocasiones la senda está cubierta de nieve, pero hay huella y se progresa con facilidad.

El macizo del Espigüete.
El paisaje es impresionante. Como siempre en la montaña, uno se siente pequeño.

Avanzando por el valle del Arroyo de Mazobre.
Poco a poco vamos avanzando y llegamos casi a la cabecera del valle, desde donde vemos la bonita cascada de Mazobre. Cuando venga el deshielo debe ser espectacular...

La cascada de Mazobre.
Este primer tramo recorrido tiene algo menos de tres kilómetros de longitud, en los que hemos ascendido unos 250 metros.

Retrato del grupo con la cascada al fondo.
A partir de este punto, nuestro camino gira a la izquierda y se incrementa la pendiente. Avanzamos a media ladera ganando altura con rapidez. Apenas hay huella sobre la dura nieve.

Aumenta la pendiente del camino.
En lugar de buscar directamente el Corredor Norte desde la zona de la cascada, avanzamos un poco flanqueando por la derecha para buscar una zona más cómoda desde la que acometer la subida.

Damos un pequeño rodeo por este paso.
La ausencia de huellas nos hace dudar si hemos tomado el camino correcto. En cualquier caso, continuamos la ascensión por este tramo y ya veremos por donde salimos.

Primer repecho fuerte.
Cuando superamos este tramo vemos por fin la cara norte del Espigüete, nuestro objetivo. Hemos salido más a la derecha de lo que esperábamos, pero a pesar de todo el rodeo merece la pena ya que la subida directa hasta la base del corredor hubiese sido mucho más exigente. Así conservamos las fuerzas para el ataque a la cumbre.

La cara norte del Espigüete.
El tiempo ha cambiado rápidamente. La mañana luminosa y sin nubes se está transformando en un día gris y amenazador.

Echando una mirada al Corredor Norte.
Desde aquí observamos lo que nos queda, que es bastante, y reanudamos la marcha.

Travesía hacia el Corredor Norte
Dejamos esta zona, conocida como Sima del Anillo, y continuamos avanzando.

El tiempo se estropea.
Ahora empieza a preocuparnos la meteorología. No tiene pinta de que vaya a mejorar...

Encarando el Corredor Norte.
Finalmente llegamos al Corredor y podemos apreciar su pendiente, de unos 45º en la parte inicial.

Primer tramo del Corredor Norte
Nuestro primer objetivo es una pequeña cueva que hay en la pared de la izquierda.

Llegando a la cueva.
Aquí nos reagrupamos y hacemos una parada para descansar y comer algo.

No hay osos dentro.
La cueva en realidad no es más que un pequeño abrigo, ya que apenas se interna unos metros en la pared de roca caliza.

Un pequeño descanso.
Después de un breve descanso y un merecido almuerzo, reemprendemos la ascensión.

Reanudamos la ascensión.
La pendiente es bastante constante, de unos 45º con algún escalón de 50º.


La parte más dura del recorrido.
La calidad de la nieve es bastante buena y eso facilita la progresión.

La pendiente se acentúa.
En algún tramo la pendiente se incrementa un poco, pero en ningún caso es necesaria la utilización de la cuerda.

Ascendemos por el centro del corredor...
Siempre a nuestra izquierda tenemos la imponente cresta, casi vertical, que baja desde la cumbre secundaria del Espigüete.

... ganando altura con rapidez.
Según ascendemos, el Corredor va girando hacia la derecha...

Es la parte más bonita de la ascensión.
...y nos vamos acercando más a la pared de roca.

Poco a poco nos hemos ido pegando a la pared de la izquierda.
Solo nos queda un tramo un poco expuesto que pasamos sin grandes dificultades.

Un flanqueo delicado.
Desde este punto nos queda una diagonal hacia la derecha que nos conduce a la arista, entre la cumbre principal y la secundaria.

Nos abrigamos antes de llegar a la arista final.
En las proximidades de la arista el viento sopla con fuerza y la visibilidad disminuye.


Preparados para el tramo final.
Ya hemos hecho lo más difícil. Ahora solo nos queda recorrer un tramo de arista hasta la cumbre.

Una última foto antes de afrontar la arista.
La visibilidad empeora por momentos...

Whiteout.
...y nos impide disfrutar de las incomparables vistas de la Montaña Palentina y de los Picos de Europa.

Avanzando por la arista.
Raúl y Juanjo caminan por delante y a veces casi les pierdo de vista.


Hay que avanzar con cuidado. Aquí una caída... no tiene buen pronóstico.

Últimos pasos antes de la cima.
Después de unos minutos ya adivinamos la cima...

Cima del Espigüete.
... y hacemos cumbre en el Espigüete! (2.451 metros)

Cansados pero felices.
Las nubes que permanecen agarradas a la cima nos impiden disfrutar del paisaje, pero aún así estamos contentos por haber podido con este desafío.


Grizzly Adams.
El tiempo es tan malo que ha Juanjo se le congela la barba en poco tiempo. Decidimos bajar y protegernos del viento.


Iniciamos la bajada.
Con estas condiciones sería una insensatez bajar siguiendo por la ruta de la arista, así que nos volvemos por el mismo camino por el que subimos.


Echando un vistazo a otros corredores.
La bajada es rápida pero durísima para las piernas. Cuando llegamos a la base del Corredor Norte, echamos un vistazo a otras posibles rutas de ascensión.

De vuelta a la cascada.
En lugar de dar el rodeo que hicimos en la subida, esta vez bajamos directamente hacia la zona de la cascada. En algunos tramos la pendiente es muy fuerte, y con las piernas tan castigadas tenemos que extremar la precaución.

La última pendiente fuerte.
Finalmente llegamos a la Senda de Mazobre.

Por el tramo más cómodo.
Aquí ya podemos ir de paseo, repasando mentalmente toda nuestra aventura de hoy y planeando otras para el futuro.

Cansados pero felices.
En cualquier caso, esta primera excursión a la Montaña Palentina nos ha encantado.


Llegando al aparcamiento.
Finalmente llegamos al aparcamiento, con el cuerpo cansado y deseando quitarnos las pesadas botas. Para el día siguiente teníamos prevista la ascensión al Curavacas (2.525 m), pero el mal tiempo nos lo impidió. No hay problema: ya tendremos otra oportunidad.

Final de la aventura.
Saludos montañeros!