El pasado día 2 de junio, el equipo de
Mal de las Alturas (o lo que es lo mismo, Juanjete y un servidor) se pone en carretera rumbo a los Pirineos. A pesar de los pronósticos meteorológicos, el viaje lo realizamos con un tiempo bastante aceptable... hasta que llegamos a Benasque y se pone a llover como si se hubiera abierto el cielo!
Aprovechamos para comer algo en un bar y cuando salimos parece que la cosa se ha calmado un poco. Tomamos la carretera que conduce a Hospital de Benasque y a unos 5 kilómetros, una vez pasado el embalse de Paso Nuevo, tomamos la pista que sale a la derecha en dirección a Vallibierna. Recorremos apenas unos centenares de metros y nos encontramos con una barrera. Está levantada pero junto a ella hay un cartel que indica claramente: "Pista cortada por desprendimientos".
En una fracción de segundo pensamos que si dejamos aquí el coche tendremos que hacer el resto del recorrido hasta el refugio a pié, cargados como mulas con todo el material, sacos, comida... Así que hacemos como que no hemos visto el cartel y nos decimos el uno al otro: "La barrera estaba levantada, ¿no? así que se podrá seguir".
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Pista del Valle de Vallibierna |
Esta pista tiene unos 8 kilómetros de longitud y acaba junto al Refugio de Coronas, que será nuestro alojamiento esta noche. A lo largo de su recorrido ascendente vamos dejando a nuestra derecha el barranco por el que baja el Rio de Vallibierna, con unos precipicios de vértigo.
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Barrancos de vértigo |
El camino está en algunos tramos bastante deteriorado por el efecto de los torrentes que lo atraviesan.
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Deshielo en el camino |
Tan deteriorado que a mitad del recorrido un desprendimiento de tierras casi ha borrado el camino. Pasamos sobre las piedras y la tierra con mucho cuidado y continuamos con la esperanza de que fuera ese el único obstáculo hasta el refugio.
Afortunadamente lo único que nos encontramos un poco más adelante son dos montañeros que, al ver el cartel al inicio del camino, fueron sensatos, dejaron su furgoneta y se hicieron todo el camino andando con sus pesadas mochilas a la espalda.
Finalmente, a eso de las 4 de la tarde llegamos al Refugio de Coronas.
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Refugio de Coronas |
Se trata de un refugio no guardado. Es pequeño pero está en mejor estado de lo que esperabamos.
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Suite de lujo |
Después de dejar nuestras mochilas y tomar posesión de la litera superior, charlamos un rato con los dos montañeros que serán nuestros compañeros de habitación y salimos a inspeccionar el entorno.
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Entorno del refugio |
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Explorando los alrededores |
El tiempo ha mejorado un poco y eso nos pone de buen humor.
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Dos amigos |
Mientras hacemos preparativos para mañana la noche va cayendo sobre Vallibierna. El tiempo empeora y la temperatura baja considerablemente. Una fina aguanieve nos retiene dentro del refugio, así que encendemos la chimenea y preparamos la cena.
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Calentando el refugio |
Después de cenar nos metemos en los sacos. Mientras el fuego permaneció encendido la temperatura en el interior fue agradable, pero cuando se apagó, el frío hizo presencia y pasamos una noche
regular.
Pero finalmente amanece. El día resulta, contra todo pronóstico, despejado. El cielo está azul con alguna nubecilla blanca nada amenazadora. Parece que nada se interpone en nuestro desafío de hoy: pisar la cumbre del Aneto (3.404 m), el techo de los Pirineos. Como queremos, además, ponerle un poquito de dificultad lo pretendemos subir por la Canal Estasen. Esta canal es una vía elegante, bonita y poco transitada para llegar a la cima.
Desayunamos y nos ponemos en marcha antes que nuestros dos compañeros de refugio, que no tienen claro por donde atacarán la cumbre. Son las siete y media.
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¡Empezamos! |
A unos 200 metros del refugio el claro sendero se bifurca y tomamos el ramal de la izquierda (el de la derecha conduce al Ibón de Llosás y al Pico de Vallibierna). Ascendemos por el bosque dejando siempre a nuestra izquierda el Arroyo de Coronas.
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Inicio de la ascensión |
El paisaje y todo el entorno nos tienen fascinados mientras avanzamos. Nos parece mentira estar aquí.
En media hora de ascenso ya vemos la cascada por la que desagua el Ibonet de Coronas. Tendremos que atravesar la pedrera que aparece a la derecha de la fotografía.
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Pedrera antes del Ibonet de Coronas |
Una hora después de haber salido del refugio alcanzamos el Ibonet.
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El Ibonet de Coronas |
Lo superamos dejándolo a nuestra izquierda y afrontamos la siguiente rampa: una larga pedrera que nos conduce al Ibón Inferior de Coronas.
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La siguiente pedrera |
Este tramo resulta bastante duro. En apenas 1 kilómetro superamos un desnivel de unos 500 metros y la nieve hace acto de presencia, dificultando la progresión entre los bloques de piedra.
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Ya pisamos nieve |
Nuestros compañeros de refugio, que nos habían superado hacía un rato, marchan por delante de nosotros a unos 50 metros de distancia, haciendo travesía por una ladera con mucha pendiente lateral. De repente uno de ellos, David, resbala sobre un bloque de piedra verglaseada y pierde el equilibrio, cayendo entre las rocas.
Juanjo y yo, que presenciamos la caída, avanzamos tan rápido como podemos en su ayuda. Cuando llegamos ya se ha puesto en pie y no tiene ninguna herida, pero se le ha salido el hombro y, lógicamente no podrá continuar.
El accidente, aún sin ser grave, nos deja algo
tocados ya que podría haber sido mucho peor si al caerse se hubiera golpeado mal con una roca. Después de recuperarnos y valorar la situación nos disponemos a continuar y, para nuestra sorpresa, el compañero del accidentado también decide continuar, dejando que su amigo baje solo.
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Valorando la situación |
Continuamos, pues, por rampas cada vez más empinadas y más cargadas de nieve. La progresión se hace pesada por el estado de la nieve, un poco descompuesta.
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Rampas empinadas |
Llegamos así al Ibón Superior, que queda un poco más abajo y a nuestra izquierda completamente oculto por la nieve. Paramos un momento a tomar aire pues la subida está siendo dura.
Y aquí es donde me veo escaso de fuerzas para afrontar lo que nos queda de subida: atravesar el glaciar de Coronas, subir la canal Estasen y crestear hasta la cumbre del Aneto. Y luego toda la bajada, por el paso de Mahoma y el Collado de Coronas. No me encuentro capaz de pasar ese montón de horas que nos faltan hasta que regresemos al refugio, así que se lo digo a Juanjo y, sin dudarlo, dice que nos damos la vuelta. A pesar de que el podría haber seguido, no deja solo a su compañero de cordada.
Como el dice, la montaña va a seguir ahí. Nosotros hasta aquí hemos llegado.
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Hasta aquí hemos llegado |
Después de tomar un pequeño almuerzo y asumir que la montaña hoy me ha puesto en mi sitio, iniciamos el descenso, con más pena que gloria.
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Juanjo ante el Ibón inferior, helado |
La dura bajada me confirma que la decisión de abandonar, aunque dolorosa, fue la más sensata.
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De nuevo la pedrera, ahora bajando |
Bueno, aquí se queda el Aneto... hasta el año que viene. No hemos dicho nuestra última palabra
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Árbol seco |